Bea tiene treinta años, es médico, tiene talento para la
música, vive en una ciudad caótica y con frecuencia tiene días muy difíciles.
Este sería un resumen de vida superficial y convencional si no fuera porque Bea
tiene autismo y a pesar de ello ha conseguido graduarse en Medicina y ejercer
esa profesión, o dar conciertos de piano ante grandes auditorios como los del
Aula Magna o el Teresa Carreño.